La familia Bieber volvió a robarse la atención en redes sociales este Halloween. El pequeño *Jack Blues Bieber, hijo de *Hailey y Justin Bieber, enterneció a millones al disfrazarse de su famoso padre en uno de los momentos más recordados de su carrera.

El bebé, que acaba de cumplir un año, lució un atuendo que evocó la época dorada del Justin adolescente: un conjunto completamente blanco, acompañado por una capucha morada que sobresalía del cuello, exactamente como en la gira My World Tour, cuando el cantante se convirtió en un fenómeno mundial.

Hailey compartió tres fotografías en su cuenta de Instagram, donde escribió: “Happy Halloween from JBB”, una frase que muchos interpretaron como un guiño encantador al hecho de que tanto padre como hijo comparten las mismas iniciales. Aunque la pareja ha mantenido con discreción la identidad del pequeño, las imágenes bastaron para que los seguidores reconocieran de inmediato la icónica estética del Bieber de 2010.

La publicación se llenó de comentarios de admiradores que celebraron el gesto como una muestra de amor y nostalgia. “El bebé más adorable del pop”, “Mini Justin en acción”, y “el legado Bieber continúa”, fueron algunos de los mensajes que inundaron las redes.

Más allá del disfraz, el momento refleja la calidez y complicidad familiar que caracteriza a los Bieber. Hailey, siempre elegante y reservada, eligió compartir este recuerdo como una manera de rendir tributo a los inicios de su esposo, pero también de celebrar la nueva etapa que viven como padres.

En tiempos donde las celebridades suelen recurrir a producciones extravagantes para Halloween, el gesto de Jack destacó por su sencillez y significado. Fue un recordatorio dulce de que, a veces, los homenajes más potentes nacen de la autenticidad: un niño disfrazado de su héroe… que resulta ser su propio padre.

Con ese tierno tributo, la familia Bieber no solo despertó la nostalgia de los fans que crecieron con Baby y One Time, sino que también reafirmó una verdad innegable: los íconos también se heredan, y el legado del pop parece estar en muy buenas manos