El mundo del espectáculo europeo despide con tristeza a Alice y Ellen Kessler, las célebres gemelas alemanas que durante décadas fueron símbolo de glamour, talento y sincronía artística. A los 89 años, las hermanas decidieron poner fin a sus vidas mediante una muerte asistida, en su residencia de Grünwald, cerca de Múnich, dejando tras de sí un legado imborrable.

Nacidas en 1936 en Nerchau, Alemania, iniciaron su formación en la Ópera de Leipzig y, tras huir con su familia hacia Alemania Occidental en 1952, comenzaron a brillar en teatros de revista. Su carisma y talento las llevaron a compartir escenario con figuras como Frank Sinatra, Fred Astaire y Harry Belafonte, además de convertirse en rostros habituales de la televisión italiana y representantes de Alemania en Eurovisión.

Su estilo impecable y la perfecta sincronía en cada actuación las convirtieron en íconos de la posguerra, admiradas tanto en Alemania como en Italia, donde alcanzaron una popularidad que trascendió generaciones. La Policía de Múnich confirmó que se trató de un suicidio asistido, realizado bajo supervisión médica y legal. La Sociedad Alemana para una Muerte Digna informó que las gemelas habían expresado su deseo de partir juntas y que sus cenizas fueran depositadas en la misma urna, junto a las de su madre y su perro Yello.

En entrevistas anteriores, Alice y Ellen habían manifestado su intención de “irse el mismo día”, reflejando la unión inquebrantable que las acompañó desde su nacimiento. Su despedida, planificada y consciente, fue un acto de coherencia con la vida que compartieron.

Un legado eterno: La partida de las gemelas Kessler no solo marca el final de una etapa en la historia del entretenimiento europeo, sino que también deja una reflexión sobre la autonomía y la dignidad en el cierre de la vida. Su legado artístico —canciones, coreografías y actuaciones que definieron el espectáculo de la posguerra— seguirá vivo en la memoria colectiva.

Alice y Ellen Kessler llegaron juntas al mundo y juntas lo abandonaron, dejando un legado de arte, elegancia y valentía. Su última decisión, tan simbólica como su vida, reafirma la unión indestructible que las convirtió en leyenda.