El término Black Friday no siempre estuvo ligado a las compras. En sus orígenes, la expresión se utilizaba para describir jornadas de crisis económicas y colapsos financieros. Con el paso del tiempo, sin embargo, el concepto se transformó y hoy es sinónimo de rebajas masivas, largas filas en tiendas y un fenómeno cultural que marca el inicio de la temporada navideña.

Este *28 de noviembre de 2025, millones de consumidores en Estados Unidos y en todo el mundo se preparan para aprovechar las ofertas más esperadas del año. Se estima que más de *187 millones de personas participarán en las compras entre el Día de Acción de Gracias y el Cyber Monday, con un gasto que podría superar los 14.800 millones de dólares, un récord impulsado por promociones agresivas y la creciente demanda en plataformas digitales como Amazon, Walmart y Best Buy.

En varias ciudades estadounidenses ya se reportan colas frente a grandes cadenas minoristas, donde los compradores buscan asegurar productos tecnológicos, moda y artículos para el hogar con descuentos de hasta el 70 %. El ambiente refleja cómo el Black Friday se ha convertido en un verdadero espectáculo de consumo, con tiendas que abren desde la madrugada y compradores que planifican sus adquisiciones con semanas de anticipación.

Aunque nació en Estados Unidos, el Black Friday se ha expandido a países como México, España, Brasil y Reino Unido, donde se adapta a las dinámicas locales. En algunos mercados, las promociones se extienden durante varios días bajo nombres como “Black Week” o “Black Month”, consolidando su carácter global.

Más allá de las ofertas, este día representa una reflexión cultural: lo que alguna vez evocó crisis financieras hoy simboliza la fuerza del consumo y la globalización. El Black Friday se ha convertido en un ritual que combina expectativa, marketing y tradición, recordando que la economía contemporánea también se construye alrededor de experiencias colectivas de compra.