
La disputa legal entre Blake Lively y Justin Baldoni continúa intensificándose. La actriz sostiene que el director de It Ends With Us intenta desligarse de las condiciones laborales que —según su testimonio— marcaron la filmación y generaron un entorno hostil y poco seguro para el equipo.
En los documentos más recientes entregados al tribunal, la defensa de Lively acusa a Baldoni y a los productores de manipular la narrativa, restar importancia a los hechos y buscar la anulación del caso antes de llegar a juicio. De acuerdo con dichos alegatos, esta estrategia pretende evitar que salgan a la luz los reclamos de acoso sexual, difamación, represalias y conductas intimidatorias que la actriz describió en su denuncia inicial.
La demanda, introducida a finales de 2024, detalla situaciones que Lively considera inapropiadas y degradantes: comentarios sobre su físico, roces sin consentimiento, insinuaciones de carácter sexual, conversaciones privadas no solicitadas sobre problemas personales del director y reiteradas invasiones de privacidad dentro del set. La actriz afirma que estos comportamientos fueron informados en su momento, pero nunca investigados con seriedad.
Además, Lively asegura que tras manifestar su incomodidad fue blanco de una campaña de desprestigio coordinada, basada —según su equipo— en mensajes filtrados a la prensa, rumores manipulados y ataques recurrentes a su reputación profesional.
Baldoni, por su parte, intenta frenar el avance judicial mediante una moción que busca invalidar las acusaciones antes del juicio. Su equipo argumenta que los incidentes señalados no encajan dentro de la categoría legal de acoso y que los desacuerdos surgidos durante la producción corresponden a tensiones típicas del proceso creativo.
La actriz rechaza esa versión y recalca que lo vivido en el rodaje no fueron simples diferencias laborales, sino una serie de vulneraciones que, según ella, reflejan un patrón prolongado de abuso de poder y desprotección. Su defensa insiste en que este caso marca un precedente importante: no se trata únicamente de disputas internas en Hollywood, sino de la responsabilidad que la industria tiene para garantizar espacios de trabajo seguros.
Con el juicio programado para marzo de 2026, el enfrentamiento legal entre ambas partes podría convertirse en una referencia clave en la conversación sobre acoso, poder y condiciones laborales dentro del cine. Los próximos meses serán decisivos para determinar si el caso seguirá adelante y qué impacto tendrá en futuras producciones.