
Miley Cyrus fue el centro de atención durante la premiere de su película visual Something Beautiful en el Tribeca Film Festival, celebrada el 6 de junio en el Beacon Theatre de Nueva York. Lo que debía ser una celebración artística íntima derivó en una situación inesperada, cuando un grupo de asistentes comenzó a reclamar airadamente que esperaban verla cantar en vivo. Muchos de ellos, según relataron, habían pagado hasta 800 dólares por entradas adquiridas en sitios de reventa, bajo la idea de que se trataba de un concierto de la gira Endless Summer Vacation, y no una proyección seguida de un panel de discusión.
A medida que avanzaba el evento, los reclamos se hicieron cada vez más insistentes. «¿Vas a cantar o no?», gritó uno de los asistentes, provocando incomodidad tanto en el público como en el equipo que acompañaba a Miley en el escenario. La artista, visiblemente sorprendida, intentó mantener la calma mientras algunos fans exigían que su dinero valiera la pena. A pesar de que la promoción oficial del evento nunca lo anunció como un concierto, la confusión generada por los sitios de reventa —que presentaron la función como parte de una gira musical— contribuyó al malentendido.
Ante la presión y buscando calmar los ánimos, Miley decidió regalar al público una interpretación a capela de su emblemática balada The Climb. El gesto fue recibido con entusiasmo, y muchos de los presentes se unieron cantando con ella, transformando momentáneamente el ambiente tenso en una muestra de conexión entre artista y seguidores. No obstante, el episodio dejó una sensación agridulce y reabrió el debate sobre las expectativas poco claras generadas por terceros al vender entradas de espectáculos.
Cyrus ha sido transparente en diversas entrevistas sobre sus limitaciones vocales actuales debido a un edema de Reinke, una condición que afecta sus cuerdas vocales y la ha llevado a reducir sus actuaciones en vivo. Además, la artista ha manifestado que ya no se siente plenamente identificada con el formato tradicional de giras multitudinarias, prefiriendo enfoques más cinematográficos y personales como el de Something Beautiful. En este contexto, la premiere fue pensada como una experiencia artística visual, no como una presentación musical.
El incidente deja en evidencia la importancia de una comunicación clara en la promoción de eventos, especialmente cuando hay dinero y expectativas emocionales de por medio. También resalta el profesionalismo de Miley Cyrus, quien supo manejar la situación con serenidad y empatía, demostrando que a pesar de los malentendidos, sigue siendo una artista comprometida con su audiencia. La noche, aunque marcada por el caos inicial, terminó por convertirse en una nueva muestra de resiliencia de la cantante ante la presión pública.