
En un giro que confirma la gravedad del caso, el Dr. Salvador Plasencia, quien suministró ketamina al actor Matthew Perry antes de su muerte en octubre de 2023, se declaró culpable ante un tribunal federal de cuatro cargos relacionados con la distribución ilegal de esta sustancia. Este paso lo convierte en el cuarto de los cinco implicados en admitir responsabilidad en la investigación.
Durante la audiencia en Los Ángeles, Plasencia admitió haber entregado dosis de ketamina tanto en el domicilio del actor como en otras ubicaciones, incluyendo la entrega de viales y comprimidos para que el asistente de Perry continuara el suministro. Aunque él no fue quien administró la dosis fatal, reconoció que permitió que se le suministrara sin supervisión médica, y admitió que conocía el historial de adicción de Perry.
Un hallazgo escalofriante fue un mensaje que Plasencia envió al coacusado Dr. Mark Chávez: se refirió a Matthew Perry como “moron” y comentó su intención de obtener ganancias a costa del actor. Esta evidencia marcó un antes y un después en el caso, revelando una conducta ética preocupante y su motivación económica.
Como parte del acuerdo legal, Plasencia aceptó entregar su licencia médica y se mostró “profundamente arrepentido” por haber fallado a alguien especialmente vulnerable. Si bien enfrenta una posible condena de hasta 40 años, su defensa confía en que reciba una pena reducida. La fecha para su sentencia está fijada para el 3 de diciembre.
Este caso, junto a las confesiones anteriores de otros médicos y del asistente personal de Perry, ilumina no solo los eventos trágicos de aquella noche, sino una red peligrosa de provisión de drogas sin regulación que terminó con una vida brillante pero vulnerable.