En el primer aniversario de la devastadora DANA que sacudió Valencia y dejó tras de sí destrucción y pérdida, Johnny Depp decidió no esperar más para actuar. Con discreción y empatía, el actor estadounidense anunció una generosa donación de 65 000 dólares (aproximadamente 55 000 euros) al Centre Instructiu i Musical de Massanassa (CIM), una escuela que tras la tormenta se quedó sin sedes, sin instrumentos y sin archivos.

La escena es potente: Massanassa, un pequeño municipio valenciano donde la música era parte del tejido social. La DANA arrasó con todo —aulas, partituras, trompetas y clarinetes— y dejó a cientos de alumnos sin un lugar para aprender. Depp supo del drama a través de un antiguo informático de la escuela que actuó como enlace. Y sin cámaras ni fanfarrias, decidió poner su nombre a una ayuda urgente.

El presidente del CIM lo confirma con humildad: “Cuando supimos que Johnny estaba interesado, nos emocionamos… pero sabíamos que era solo un paso. Todavía nos queda reconstruir medio millón de euros en reformas, insonorizaciones, materiales”. Su donación no cubre todo, pero sí enciende una chispa de renacimiento.

Para Depp, que rodó en España y visitó hospitales disfrazado de Jack Sparrow, esto es más que una buena obra pública: es un acto humano, personal. Y para la escuela de Massanassa, representa la posibilidad de volver a sonar, de que las trompas y las flautas vuelvan a levantar vuelo tras la tormenta. Porque la música, al final, también es resistencia.