La capital de la moda se rindió ante el carisma de Karol G. La artista colombiana deslumbró en la Semana de la Moda de París como invitada especial del desfile de Louis Vuitton, donde no solo impuso estilo, sino que también llevó consigo el espíritu vibrante de su nuevo álbum Tropicoqueta, una producción que celebra la identidad latina con una estética inspirada en las telenovelas clásicas y los ritmos tropicales.

Vestida con un chaleco sastre blanco sin mangas, pantalones baggy a juego, botas vaqueras y un bolso rosa caramelo de la exclusiva línea Speedy P9 Bandoulière 40, Karol G se convirtió en el centro de todas las miradas. Su look, cuidadosamente seleccionado, fusionó elegancia parisina con un guiño a la moda caribeña, reflejando la esencia de su nuevo proyecto musical.

Tropicoqueta no es solo un álbum: es una declaración de amor a la cultura latina. Con 20 canciones que recorren géneros como el merengue, la bachata, el vallenato, la ranchera y el reguetón, Karol G construye un universo sonoro y visual que rinde homenaje a las emociones intensas de las telenovelas y a las raíces musicales de América Latina. La artista ha descrito este trabajo como “un viaje emocional” y “una carta de amor a lo que fuimos y un manifiesto de lo que somos ahora”.

La promoción del disco incluyó un cortometraje protagonizado por íconos de la televisión latina como Anahí, Itatí Cantoral y Gaby Spanic, en una parodia dramática que evoca los clásicos conflictos amorosos de las novelas mexicanas. Esta estrategia no solo generó nostalgia, sino que posicionó a Karol G como una narradora visual que entiende el poder de la cultura pop para conectar con su audiencia.

Durante el desfile en París, Karol G compartió momentos con Pharrell Williams —productor de uno de los temas del álbum— y con celebridades como Beyoncé, Jay-Z y Bradley Cooper. Su presencia no fue solo una aparición glamorosa, sino una afirmación de que la música latina tiene un lugar protagónico en los escenarios más prestigiosos del mundo.

Con Tropicoqueta, Karol G no solo reafirma su evolución artística, sino que también se consolida como embajadora de una generación orgullosa de sus raíces. Su paso por París fue más que una pasarela: fue una pasarela de identidad, empoderamiento y celebración cultural.