La polémica vuelve a sacudir a Miss Universo 2025, esta vez por la renuncia del músico Omar Harfouch, quien decidió apartarse del panel de jueces tras denunciar supuestas irregularidades en la selección de las finalistas. Su salida, ocurrida a pocos días del evento en Bangkok, ha abierto un intenso debate sobre la transparencia del concurso.
Harfouch asegura que descubrió la existencia de un comité no oficial encargado de escoger a las 30 semifinalistas, un grupo que —según él— habría actuado sin la participación del jurado formal. El artista señaló que este panel improvisado estaría conformado por personas vinculadas personalmente a algunas candidatas, lo que, a su juicio, comprometería la imparcialidad del proceso.
El músico afirmó además que se enteró de esta situación a través de redes sociales y no mediante los canales internos de la organización, lo que aumentó su desconfianza sobre la legitimidad del procedimiento. Incluso denunció que, al solicitar explicaciones, recibió respuestas vagas y una lista de nombres sin una aclaración precisa de sus roles dentro del certamen. Ante la falta de respuestas claras, anunció también la cancelación de su presentación musical prevista para la gala.
Tras sus declaraciones, la Organización Miss Universo (MUO) reaccionó rápidamente y rechazó categóricamente todas las acusaciones. Según su comunicado, no existe ningún “jurado paralelo” y el proceso de evaluación se habría realizado bajo las normas oficiales del concurso. Además, informaron que Harfouch queda inhabilitado para usar la marca Miss Universo o hacer referencias comerciales relacionadas al certamen.
La controversia ha provocado inquietud entre algunas participantes. Una de ellas, que prefirió mantenerse en el anonimato, expresó sentirse devastada al pensar que su clasificación podría no haber sido producto de su desempeño real. Agradeció la valentía de Harfouch por exponer lo ocurrido.
A este ambiente de tensión se suma la renuncia de Claude Makélélé, otro integrante del panel, aunque en su caso la decisión estaría vinculada a motivos personales más discretos.
Este episodio reaviva cuestionamientos que acompañan a los concursos de belleza desde hace años: ¿qué tan transparentes son los procesos internos?, ¿existen intereses externos que pueden alterar los resultados? Mientras la organización intenta calmar las aguas, Miss Universo 2025 enfrenta una tormenta mediática que podría marcar profundamente esta edición.