
Después de casi un mes fuera del aire, Raúl de Molina, el carismático conductor de El Gordo y la Flaca, ha reaparecido con una confesión que ha sacudido a sus seguidores: “Me estoy volviendo loco”. Lejos de los reflectores y del bullicio televisivo, el presentador cubano ha enfrentado una de las etapas más difíciles de su vida, marcada por una cirugía estética que casi le cuesta la vida y un aislamiento que lo llevó a replantearse su futuro profesional.
Todo comenzó a finales de mayo, cuando Raúl se sometió a una panniculectomía, una intervención para remover el exceso de piel y grasa abdominal tras perder más de 110 libras en los últimos años. Aunque la operación fue exitosa, una serie de decisiones médicas posteriores —incluido el uso de medicamentos no recetados por su cirujano— desencadenaron una infección severa que lo llevó de emergencia al hospital para evitar una sepsis.
“Me quitaron 15.4 libras de pellejo y gordura que me caía en la barriga”, explicó el presentador, quien también relató el momento en que perdió el conocimiento en su casa y fue auxiliado por su hija Mía, quien llamó al 911 al verlo desvanecido.
Durante su recuperación, Raúl ha permanecido recluido en su hogar en Miami, sin poder salir ni siquiera a caminar por el riesgo de infección. Este encierro, según confesó, lo ha llevado a cambiar radicalmente su perspectiva sobre el retiro. “Cuando decía en el show: ‘Ya me quiero retirar, quiero estar en mi casa’… ¡no más! Esto es lo peor del mundo. Me estoy volviendo loco aquí todos los días”, expresó con humor y honestidad.
A pesar de las especulaciones sobre una posible salida definitiva del programa, Raúl ha dejado claro que su intención es regresar más fuerte que nunca. “Una vez que esté sano, puedo hacerlo todo mejor que antes”, aseguró, agradeciendo el apoyo incondicional de su esposa Millie, su hija y sus médicos de confianza.
El conductor también aprovechó para enviar un mensaje a quienes consideran someterse a procedimientos similares: “Hay que asesorarse bien con los médicos. No hay que estar bobeando como yo”, reflexionó con humildad.
Por ahora, el regreso de Raúl a El Gordo y la Flaca está en manos de los médicos y de la cadena, pero una cosa es segura: su historia ha conmovido a miles y ha dejado claro que, más allá del espectáculo, hay un ser humano enfrentando sus propias batallas con valentía y sentido del humor.