El romance entre Ana de Armas y Tom Cruise, que había comenzado con discreción a principios de año y que floreció durante el rodaje de su proyecto conjunto, ha llegado a su fin. La noticia fue filtrada por medios anglosajones y confirmada, a medias, por fuentes cercanas. Al parecer, la actriz decidió frenar todo ante una sensación creciente de incomodidad frente al ritmo con el que avanzaban las cosas.

Según el reporte, la pareja estuvo junta menos de un año antes de optar por caminos distintos. Durante ese tiempo compartieron experiencias intensas: entrenamientos extremos, escapadas, atención mediática… una fórmula que para ella terminó siendo demasiado. “Lo que comenzó como un gran apoyo se volvió un entorno en el que necesitaba recuperar su propio espacio”, aseguran allegados.

Lo curioso es que ambos seguirán vinculados profesionalmente: el rodaje de su película pendiente no se verá afectado, y la química en lo laboral permanece intacta. De hecho, “seguirán siendo amigos” es la frase que más se repite. Esta decisión refleja un movimiento frecuente en Hollywood: reconocer que algunos vínculos están destinados a funcionar mejor sin la etiqueta de «pareja».

En resumen: ni escándalo, ni pelea pública; sólo la madurez de decir esto no será para ahora. Ana de Armas retoma su foco creativo, Tom Cruise su maquinaria de producción. Y mientras tanto, los tabloides ya han pasado página.