
El sábado 28 de junio marcó el cierre de la fastuosa boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez en Venecia, con una jornada que combinó glamour extremo, despliegue de celebridades y una creciente tensión social. La pareja, ya legalmente casada en EE. UU., culminó su celebración con una fiesta de máscaras al estilo veneciano en el Arsenal, una antigua base naval convertida en escenario de lujo.
Lauren deslumbró con un vestido de Atelier Versace en tono rosa palo, bordado con cristales, mientras que Bezos optó por un traje negro clásico. La entrada triunfal en taxi acuático fue seguida por una cena privada y un espectáculo musical que, según medios italianos, incluyó presentaciones de Lady Gaga y Elton John, aunque sin confirmación oficial.
Sin embargo, el cierre no estuvo exento de polémica. Más de 500 manifestantes se congregaron en las inmediaciones del Gran Canal con pancartas que decían “No hay espacio para Bezos” y “Si puedes alquilar Venecia, puedes pagar más impuestos”. Las protestas, lideradas por colectivos ambientalistas y ciudadanos locales, denunciaron el uso de espacios públicos para eventos privados y el impacto ambiental de los más de 90 jets privados que llegaron a la ciudad.
Además, se reportó que la seguridad privada del evento expulsó a huéspedes no invitados del hotel Aman, lo que generó críticas por el trato preferencial y la privatización de servicios turísticos durante los festejos. A pesar de las donaciones millonarias que la pareja hizo a organizaciones venecianas, el evento dejó una huella dividida: para algunos, fue una celebración de ensueño; para otros, un símbolo de desigualdad y apropiación de espacios históricos.