
Las vacaciones suelen ser motivo de ilusión, pero para muchos niños los traslados pueden convertirse en una experiencia estresante. La ruptura de rutinas, los espacios desconocidos y la sobreestimulación de aeropuertos o carreteras pueden generar ansiedad, irritabilidad o malestar físico. Ante este escenario, especialistas en psicología infantil y bienestar familiar ofrecen estrategias prácticas para que los viajes sean más llevaderos y se transformen en momentos de disfrute.
Preparación y comunicación anticipada
Expertos consultados por Forbes señalan que la anticipación es fundamental: explicar con claridad cómo será el viaje, qué etapas tendrá y qué pueden esperar los niños reduce la incertidumbre y les brinda seguridad. El uso de mapas, imágenes o ejemplos sencillos ayuda a que comprendan mejor lo que sucederá.
Mantener rutinas familiares
Aunque los viajes alteran la rutina diaria, conservar ciertos hábitos básicos —como horarios de comida y descanso— resulta clave para que los niños se sientan protegidos y menos desorientados.
Estrategias de autorregulación
Los especialistas recomiendan proporcionar a los pequeños recursos de autocontrol emocional, como ejercicios de respiración, juegos de concentración o actividades que los mantengan ocupados durante el trayecto. Una mochila con objetos familiares —peluches, libros o música relajante— puede convertirse en un aliado para disminuir la ansiedad.
Organización y planificación
La ansiedad también se reduce con una planificación adecuada. Establecer normas de comportamiento antes del viaje, prever posibles imprevistos y organizar pausas de descanso para toda la familia son medidas que ayudan a mantener la calma.
El rol de los padres
La actitud de los adultos es determinante. Mostrar serenidad, transmitir confianza y validar las emociones de los niños les permite sentirse acompañados y comprendidos, lo que disminuye significativamente su malestar.
En conclusión, viajar con niños puede ser una experiencia enriquecedora si se atienden sus necesidades emocionales. La clave está en preparar, comunicar y acompañar, transformando los trayectos en oportunidades para fortalecer vínculos y disfrutar juntos del viaje.